Jorge Molero: «Es importante echar una hora al día con cosas de gestión o hablando con las personas consumidoras» [Etxalde 16]
Jorge Molero impartió en la oficina de EHNE Bizkaia de Abadiño un curso sobre Gestión económica de proyectos agroecológicos. Afirma que existe una «demanda y necesidad», mientras combina su experiencia como agricultor con sus estudios de agronomía y economía para impartir las clases de formación e incide en la necesidad de «tener trabajado el proyecto» cuando alguien se lanza a la producción agrícola, dado que considera «fundamentales» los dos primeros años de andadura y tener «bien trabajados los objetivos a cumplir» para poder sostener el proyecto.
Página web del proyhecto: https://latasquivera.wordpress.com/
- ¿Cómo empezaste en la agricultura?
Yo estudié ingeniería agrónoma, aunque la vocación me viene desde pequeño, porque mi abuelo fue agricultor y siempre tuve mucha vinculación con el campo. Cuando me puse a estudiar la carrera vi que todo era producto químico, maquinaria, gran empresa... Me junté con un grupo ecologista y un grupo de agroecología y pensé en hacer cosas distintas. H ice un curso en Dinamarca y la tesis doctoral, pero estaba todo el día delante del ordenador y pensé en que había que hacer algo tangible. Así me fui a la cooperativa La Verde de Cádiz durante un año para aprender, porque sabía algo pero para empezar en el campo veía que tenía que formarme. Después de ese año de formación me puse a trabajar en la cooperativa agroecológica Crestas y Lechugas. Por ciertos motivos aquello terminó desapareciendo y decidí irme a Granada con mi pareja y un amigo a montar un proyecto agroecológico con verduras y frutales. Hemos estado haciendo cestas durante varios años. Al principio fue bien, pero después fue cayendo. Ahora nos hemos juntado con una asociación de Granada y hemos formado una cooperativa que se llama Valle y Vega que engloba diez productores hortícolas y otros tres o cuatro de frutales.
- ¿Cómo surgió la idea de impartir cursos económicos ligados a la agroecología?
He dado clases en la universidad y siempre he dado cursos. Al principio eran más sobre ecología política o economía ecológica, pero cuando empecé a hacer cosas como agricultor empecé a ver lo que es montar una empresa. Porque al final tienes que invertir dinero, gestionar cobros, etcétera. Entonces me junté con Dani López y me propuso montar un curso online de economía enfocada a proyectos agroecológicos. Esto fue hace unos tres años. Después Dani lo dejó porque hace otro montón de cosas más. En estos años hemos incluido cosas de gestión, de comercialización o de márketing en el curso. Muchas veces la formación en agricultura y en agroecología está muy centrada en los aspectos productivos, pero muy poco en lo que es la venta o en la parte económica. Y al final cuando tienes que llevar tu propio proyecto esta parte tiene que ser muy importante porque al final tienes que gestionar dinero y relaciones con los clientes. Sobre todo sucede en agroecología, que el dinero queda como algo secundario, cuando realmente tienes que vivir de esto y tus ingresos vienen de esto.
- El curso se titula Gestión económica de proyectos agroecológicos. ¿Qué particularidad tienen estos proyectos en cuanto a la economía se refiere?
Son proyectos de autoempleo
- ¿Cómo empezaste en la agricultura?
Yo estudié ingeniería agrónoma, aunque la vocación me viene desde pequeño, porque mi abuelo fue agricultor y siempre tuve mucha vinculación con el campo. Cuando me puse a estudiar la carrera vi que todo era producto químico, maquinaria, gran empresa... Me junté con un grupo ecologista y un grupo de agroecología y pensé en hacer cosas distintas. Hice un curso en Dinamarca y la tesis doctoral, pero estaba todo el día delante del ordenador y pensé en que había que hacer algo tangible. Así me fui a la cooperativa La Verde de Cádiz durante un año para aprender, porque sabía algo pero para empezar en el campo veía que tenía que formarme. Después de ese año de formación me puse a trabajar en la cooperativa agroecológica Crestas y Lechugas. Por ciertos motivos aquello terminó desapareciendo y decidí irme a Granada con mi pareja y un amigo a montar un proyecto agroecológico con verduras y frutales. Hemos estado haciendo cestas durante varios años. Al principio fue bien, pero después fue cayendo. Ahora nos hemos juntado con una asociación de Granada y hemos formado una cooperativa que se llama Valle y Vega que engloba diez productores hortícolas y otros tres o cuatro de frutales.
- ¿Cómo surgió la idea de impartir cursos económicos ligados a la agroecología?
He dado clases en la universidad y siempre he dado cursos. Al principio eran más sobre ecología política o economía ecológica, pero cuando empecé a hacer cosas como agricultor empecé a ver lo que es montar una empresa. Porque al final tienes que invertir dinero, gestionar cobros, etcétera. Entonces me junté con Dani López y me propuso montar un curso online de economía enfocada a proyectos agroecológicos. Esto fue hace unos tres años. Después Dani lo dejó porque hace otro montón de cosas más. En estos años hemos incluido cosas de gestión, de comercialización o de márketing en el curso. Muchas veces la formación en agricultura y en agroecología está muy centrada en los aspectos productivos, pero muy poco en lo que es la venta o en la parte económica. Y al final cuando tienes que llevar tu propio proyecto esta parte tiene que ser muy importante porque al final tienes que gestionar dinero y relaciones con los clientes. Sobre todo sucede en agroecología, que el dinero queda como algo secundario, cuando realmente tienes que vivir de esto y tus ingresos vienen de esto.
- El curso se titula Gestión económica de proyectos agroecológios. ¿Qué particularidad tienen estos proyectos en cuanto a la economía se refiere?
Son proyectos de autoempleo en el que intentas generar dinero pero que tienen un componente político y social muy potente que muchas veces otros proyectos de agricultura ecológica no tienen. Una de las diferencias es que la gente suele estar muy convencida de lo que hace y a dónde quiere llegar. Otra diferencia es que son proyectos que habitualmente son muy pequeñitos económicamente hablando. Otra característica es que son gente joven que viene de movimientos sociales.
- ¿Cuáles suelen ser los errores más habituales que se cometen en este tipo de experiencias en cuanto a la gestión económica se refiere?
En muchos casos la gente da el salto y monta un proyecto sin saber producir. Entonces hay una necesidad de obtener beneficio, un ingreso, pero al no llevar mucho tiempo produciendo no se puede obtener ese ingreso. Por otro lado tampoco suelen tener una clientela dispuesta a comprarles el producto. En casi todos los proyectos lo ideal es tener un dinero para poder mantenerse los dos o tres primeros años porque en ese momento el proyecto es muy incipiente. Otro error es no saber nada de gestión económica. Tienes que saber cuáles son tus objetivos económicos, a cuántas personas tienes que vender, el número de kilos que tienes que sacar anualmente... La gente se lanza con mucha ilusión, con mucha fuerza... pero si no hay una planificación no todos aguantan los embistes de los dos primeros años. Esto es un problemón, porque no digo que sea fácil, pero si se hiciese de otra forma se podría alcanzar un mayor éxito.
- ¿Existe por tanto una tendencia a descuidar la gestión económica diaria?
Cuando el proyecto está establecido, en el tema de gestión suele haber un problema que es que desde la agroecología se premia mucho la parte productiva y muy poco la parte de gestión económica o de gestión de lo que es el proyecto. La gestión de las personas del grupo de consumo se deja un poco de lado, pero cuando tú haces una actividad de venta directa tienes que tener una parte comercial muy importante y no puedes dedicarte solamente a la producción. Tienes que estar pendiente de qué gusta, sin las personas consumidoras están contentas... Echar una hora al día con cosas de gestión o hablando con las personas parece que cuesta, pero si tu tienes tu propio proyecto tienes que dedicar tiempo a la gestión y a las actividades comerciales, pensando en los gustos de la gente y poniéndote en su lugar.
- ¿Una manera de satisfacer esos gustos diferentes de las personas puede ser la una cesta abierta, en la que se ofrezcan diferentes posibilidades a elegir?
Nosotros por ejemplo empezamos con cestas de temporada. Creíamos que pensabamos en ellos, en los consumidores, pero luego hacíamos muchas cosas que nos interesaban a nosotros. Y si después surgen otros proyectos que dan la opción de elegir producto existe un porcentaje de gente que es militante y sigue apostando, pero luego hay otro porcentaje que no, que quiere elegir. Esto hay que entenderlo y tenemos que tener en cuenta que mucha gente está haciendo un esfuerzo muy grande por dejar de ir a comprar cuando le dé la gana y cogerte a tí una cesta semanal. Este porcentaje que quiere elegir puede hacer que la explotación sea viable o no. Esto exige mayor planificación, en base a cuestionarios o reuniones se puede saber la producción que debo tener. El primer año será más difícil, pero después puedes ir afinando más la producción para elaborar las cestas abiertas.