Varios vecinos del Pirineo han formado Iratiko Ekoizpenak, una cooperativa con la que comercializar sus productos locales con una nueva marca

“Si traen productos de una huerta o quieren embotar hongos, pueden usar la cocina y venderlos con un sello” (COOPERATIVA IRATIKO EKOIZPENAK)

ORBARA - A partir de ahora, las personas que se aproximen al Pirineo van a poder llevarse de aquí sus mejores productos con un sello propio. Se trata de la cooperativa Iratiko Ekoizpenak, que ha nacido recientemente de la necesidad de promover la economía local e implantar una nueva marca, Iratiko Xakiak, con la que comercializar los bienes autóctonos.

La idea surgió en 2006, cuando varios vecinos de la zona quisieron impulsar un negocio a través de la transformación de alimentos. Sin embargo, no fue hasta que surtió la posibilidad de presentarse a la convocatoria de Udalbiltza, de la que obtuvieron 6.000 euros, cuando decidieron reanudar el proyecto, esta vez en forma de cooperativa. “No sólo para transformar alimentos sino para albergar diferentes sinergias en torno a una cooperativa”, afirman.

Sinergia de socios

Así, en Iratiko Ekoizpenak tienen cabida diferentes tipos de socios que produzcan productos agroalimentarios (no alcohólicos) o artesanales, siempre que se manufacturen en los valles de Aezkoa, Erro, Arce y Luzaide. Por un lado, se distinguen a los socios de consumo, que pagan una cuota única de 60 euros y tienen derecho a aprovecharse del uso de las instalaciones de la sociedad, es decir, de una cocina donde transformar sus productos. “Si traen productos de una huerta o quieren embotar hongos, lo podrían hacer aquí y comercializarlos con el sello y el permiso sanitario”, aclaran.

Además, podrán comprar a un precio más asequible los productos comercializados desde la cooperativa. Los ganaderos o agricultores autónomos también podrán participar como socios de servicios. Así, podrán aportar su trabajo a la cooperativa a la vez que se sirven de sus instalaciones. Es el caso real de productores de patata o carne ecológica, con los que negociarían para llegar a acuerdos de producción.

Por otro lado, están los socios colaboradores, que son aquellos que “creemos en este proyecto”. Para ello, aportan una cuota mensual, de 10 a 50 euros, que, según la solvencia del proyecto, podrían recuperarla. Y por último, la cooperativa incluye al socio trabajador, de los cuales dos están actualmente contratados, uno a jornada completa y otro a jornada reducida de 5 horas.

Por el momento, las instalaciones que disponen son un local en Orbara, donde ofrecen servicio de bar y restaurante, una cocina que puede ser utilizada por los socios y una tienda donde venderán sus productos. Asimismo, desde que han puesto en marcha el proyecto, también ofrecen servicio de catering y, hasta el momento, ya han dado de comer a más de 500 personas. “El catering era uno de los ejes de trabajo y, por supuesto, está basado en el uso de productos locales”, aseveran.

Foto: Diario de Noticias [Algunos de los impulsores de la cooperativa, en Orbara.]