«El punto básico con el que hay que conectar con la ciudadanía es la confianza» Ana Etchenique
[ANA ETCHENIQUE · INTEGRANTE DE CECU]
Ana Etchenique, integrante de la Confederación de Consumidores y Usuarios, participó en las jornadas sobre consumo celebradas en Aramaio, donde explicó su visión en torno al consumo y el trabajo que realiza la CECU. En este sentido, subrayó la importancia que ha tenido la incorporación en la Plataforma Rural, ya que ha permitido conocer de forma más cercana la realidad y avanzar como organización.
Ana Etchenique comenzó su intervención explicando que estos encuentros permiten oír hablar a gente de mundos diferentes, «con lo cual vamos construyendo de una forma más real y sobre todo viendo posibilidades y experiencias concretas. Estamos hablando de algo tan básico como comer, de algo imprescindible, como cultivar, que es una actividad básica del ser humano. Ha habido una evolución hasta los años sesenta, cuando surge el crecimiento de las ciudades y el abandono del campo. Se ha desequilibrado la balanza y la trampa fue la comodidad».
-Baserri Bizia [en adelante BB]: ¿Cómo ha seguido esa evolución?
Ya en los 90 se creó la OMC, para organizar esto que se estaba armando de la globalización, y aquello fue tremendo y creo que donde fue más duro fue en el mundo de la alimentación, el mundo rural, agua, servicios…
Ahora la OMC se ha desdibujado un poco, no se habla de ella, porque realmente fue un órgano que se creó muy específicamente en un momento muy específico. Ahora el peligro que tenemos es el TTIP, el tratado de libre comercio con EEUU, y eso va a ser terrible. El argumendo del sistema es «China nos come». Esta crisis que estamos viviendo es una crisis de ética, de valores, estamos en un momento en
el que la ciudadanía ha perdido totalmente la confianza.
– BB: Justamente los grupos de producción y consumo se basan en la confianza…
La confianza es fundamental y es por lo que están creciendo esas iniciativas. Hemos llegado a un momento en que no sabíamos de dónde venía lo que comíamos y ahora queremos saber. Es un tema que se contagia, porque es lo más natural. Si a mí un amigo me vende sus lechugas yo voy a confiar, no hace falta meterse en todos los procesos de etiquetado que son necesarios por la falta de confianza. El punto básico con el que hay que conectar con la ciudadanía es con la confianza.
– BB: Se está viendo un aumento de estas iniciativas.
Desde que ha comenzado la crisis está empezando a haber movimientos de abajo a arriba y eso no hay quien lo pare. Las cooperativas de consumo son un hecho, sólo en el barrio latino de Madrid hay 26 grupos de consumo en proximidad. Hemos escapado de la mala calidad, que es donde nos llevaron y la gente se está acercando por el sabor, por la salud, por el medio ambiente, por una filosofía de vida. La gente está teniendo los niños más mayores y están sobreprotegiéndolos en muchos sentidos y uno de ellos es la alimentación… Son diferentes formas de llegar a ésto.
– BB: Hay quien considera esta relación directa como un «atraso».
La innovación es una trampa que nos ponen, pero innovación no es un microscopio, innovación es rescatar todo lo que se ha hecho bien durante tanto tiempo y que hemos estado a punto de perderlo en muchos sitios. Eso es innovación: los saberes, el aprovechamiento del agua… Ahora te dicen que producir no sé qué cuesta no sé cuanta energía. Pues cuéntaselo a tu bisabuelo, que también producía, y es que se nos ha ido la olla completamente.
Estamos también de vuelta, el ser humano necesita psicológicamente para sobrevivir de la dimensión humana. Por ejemplo en las grandes superficies no hay ni sitio para sentarse, para que descansen las personas mayores. Y curiosamente Mercadona o Carrefour están abriendo tiendas pequeñas en
los barrios, después de haber echado a las pequeñas tiendas que había porque llegaron los chinos y ahora quieren echar a los chinos… Hay un lío ahí, pero lo que es evidente es que la gente quiere proximidad.
– BB: Existe sin embargo mucha distancia entre campo y ciudad.
Ha habido la avaricia, la sobreexplotación, y las consecuencias han sido el abandono del campo y el crecimiento de las ciudades. Los consumidores en las ciudades vemos lo lejano que nos queda el mundo rural. Hay gente que está en grupos de consumo, hay quien es descendiente de gente venida del campo y guarda esa relación… pero en general la gente es muy, muy ignorante. Y la comodidad ha sido la trampa.
– BB: No obstante se estan dando pasos…
Hace poco el presidente de Consumers International se ha disfrazado de payaso y ha acudido a una reunión de la FAO con currículum, representando su sueño: que el payaso de McDonald ́s tenga que buscar trabajo porque el negocio se le ha ido al garete. O cuando ves al alcalde de Bristol que cobra en una moneda local, ahí es cuando das el salto, cuando los que están liderando han dado ese paso…
– BB: La CECU también hace un trabajo más de campo.
Hay que hacer ver que un zumo no es igual que una fruta. Una cucharadita de Nesquik contiene más azucar de lo que debería tomar un niño durante un día entero. Nos están engañando, están jugando con nuestra salud y la de nuestros niños. Hemos denunciado a Okey, que dice que es un lácteo cuando la cantidad de lácteo es ridícula, que tiene unas fresas en la etiqueta pero realmente no tiene fresa y la cantidad de azúcar es una barbaridad…
– BB: ¿Hace falta un trabajo de concienciación y profundizar en la coherencia?
Tenemos que exigir coherencia, “no podemos tener la electricidad contratada con Iberdrola porque ya hay otros proveedores”, “no podemos tener nuestros ahorros en el Banco de Santander porque…”.
Hay mucho debate de bar, pero hay muy poca coherencia. Un profesor de ecología de la Universidad de Almería me dijo una vez que para ser ecologista hay que tener entre cinco y siete contradicciones. Que si tienes menos de cinco eres un fundamentalista y si tienes más de siete eres un jeta. Vamos a
plantearnos nuestras contradicciones.
Mi nieta Juana dijo con siete años: «¿pero, abuela, no se dan cuenta de que estamos todos en el mismo planeta?», es lo que tenemos que hacer que entienda la gente. Y otra frase es: «¿es que la humanidad no piensa?», ese es el reto, hacer que la humanidad piense. Yo he hablado con gente con poder, les he hablado por ejemplo de soberanía alimentaria, y no tenían ni idea de lo que es.
– BB: ¿Qué hacer en ese momento?
Cuando hablo con la gente o cuando doy una charla, termino contando el cuento del colibrí, que es una leyenda quechua. El cuento dice que hay un incendio en el bosque y salen todos los animales corriendo, se pasan al otro lado del río y ven cómo arde el bosque de una forma terrible. De repente el jaguar le dice al oso: ¿pero, qué es eso?», «pues es el colibrí», responde, viendo que el colibrí está cogiendo una gotita de agua y la tira al incendio. Y coge otra y la tira al fuego. «Colibrí, ¿qué haces?», «yo, hago lo que puedo».
Tenemos que empezar a hacer el colibrí en cada momento.
[Artículo original en la revista campesina «Baserri Bizia» 58: ver aquí]