BANCA ÉTICA: USO TRANSPARENTE DEL DINERO
En el Estado español, Euskal Herria fue pionera en interesarse por la nueva filosofía bancaria. En 2003, varios grupos que venían trabajando en el tema crearon la Fundación Fiare (Inversión y Ahorro Responsable), para crear un suelo sólido sobre el que avanzar hacia la banca ética. Este organismo inicial, presidido desde Bilbo por Peru Sasia, reunió a particulares y más de sesenta organizaciones, adquirió cierta solidez y saltó primero al ámbito estatal, para luego acceder al europeo. Nafarroa se unió al proyecto en 2005 y en diciembre de ese mismo año ya se abrió una oficina en IPES de Iruñea, desde donde se impulsa el proyecto y se captan participantes. Desde este otoño, Fiare es ya un área de Banca Popolare Etica.
El ordiziarra Miguel Calvillo, curtido durante años en oenegés y todo tipo de iniciativas de carácter social, fue uno de los primeros en tirar del carro de la banca ética en Gipuzkoa. Indignado de comprobar la deriva de las entidades de ahorro tradicionales en el territorio, «a la búsqueda del lucro a cualquier precio, presionando hasta el límite a sus empleados y aprovechándose de los ahorros de sus clientes», vio que hacía falta establecer otro sistema de intermediación financiera, que combinara viabilidad económica y finalidad social.
Pueblo a pueblo se fueron formando los primeros grupos de socios cooperativistas de Fiare, que han ido dando a conocer los fundamentos de la banca ética mediante charlas, proyección de películas –caso del documental ‘Con mi dinero’–, reuniones abiertas y boca a boca. En este momento, la sección de Fiare Banca Etica en el Estado español cuenta con 5.000 miembros, mientras que la sección italiana suma 31.000 socios. Hego Euskal Herria aporta cerca de 2.000 de estos miembros, en una proporción aproximada de 90% personas física y 10% entidades. Cada uno de los socios realiza una aportación mínima de 300 euros, bajo la filosofía «una persona, un voto». Es decir, que sea cual sea la aportación cada socio únicamente dispone de un voto a la hora de tomar las decisiones sobre concesión de créditos, por ejemplo.
Beneficio de índole social
Otra característica de la banca ética es su cercanía, su conexión con el territorio del que proceden sus clientes, su capital y sus solicitantes de crédito. Sebas Iturriotz, socio de Fiare Banca Etica en el grupo promotor de Goierri Garaia guipuzcoano, nos explica que son los propios socios, mediante una comisión de evaluación ético-social, los que evalúan los proyectos recibidos en un pueblo o comarca determinada, desde su conocimiento muy próximo de los mismos. El GIT (Grupo de Iniciativa Territorial) al que pertenece Iturriotz ya ha dado los primeros pasos para ofertar locales comerciales e industriales en alquiler –a precio social– a personas que optan por el autoempleo.
Es reseñable que, entre las entidades que se están asociando a Fiare Banca Etica, se cuenta ya con un nutrido grupo de ayuntamientos vascos, caso de Donostia, Ordizia, Irun, Legazpi, Errenteria, Antsoain, Burlata, Huarte, Orkoien… El último en adherirse, por el momento, ha sido el Ayuntamiento de Urretxu, con 1.800 euros de aportación. El Gobierno de Lakua ha mostrado, igualmente, su apoyo a esta novedosa práctica financiera, que junto a Fiare protagonizan otros bancos éticos, caso de Triodos Bank, con presencia en Alemania, Bélgica, Países Bajos e Inglaterra.
Los clientes «normales», esto es, aquellos que depositan su dinero en Fiare Banca Etica pero no son socios, van a tener igualmente muy pronto a su disposición las herramientas habituales de cualquier entidad financiera, como son las cuentas corrientes, tarjetas, banca online… En el caso concreto de Gipuzkoa, y a fecha del pasado mes de mayo, el ahorro captado ascendía a 3.100.000 euros, y el crédito concedido a 495.000 euros. Y ambas cifras crecen día a día.
Texto y foto procedentes del artículo original en GARA/NAIZ: VER AQUÍ