Ahora que EHLG cumple veinte años, su presidente, Beñat Molimos, mira a los retos de los años venideros: tendrán que trabajar sobre todo la transmisión de granjas y la recolocación de la alimentación; también esperan una estructura de Iparralde.

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berria]
Han pasado veinte años desde la creación de Euskal Herriko Laborantza Ganbara, EHLG, y diez desde que Beñat Molimos (Bunuze, Baxenabarre, 1966) se convirtió en presidente de la asociación. Con los años, los retos han cambiado, se han renovado, y Molimós cree que basándose en la cultura colectiva todavía conseguirán más cosas en los próximos años.
Veinte años después, ¿cómo está EHLG?
Bien, podría decirse. Veinte años recorridos. Tenemos 23 trabajadores, 21 a tiempo completo. Tenemos un presupuesto de 1.700.000 euros, y pues mira, por el momento, seguramente, va bien.
Iniciamos poco a poco nuestro departamento de desarrollo y ahora trabajamos en todos los departamentos: crecimiento, cultura, maíz, rotaciones, jurídico, instalaciones y transmisiones, dossieres de subvenciones, agro-forestal... Creo que la aportación que tenemos que hacer a los agricultores la hacemos en todas las áreas.
A lo largo de los años, ¿han conseguido el equilibrio de cara a la Cámara de Cultivos del Departamento de los Pirineos Atlánticos?
No sé si lo estamos mirando. Nosotros tomamos como base desde el principio el desarrollo de un cultivo sostenible y popular; quizá la Cámara de Cultivos de Pau no estaba entre los objetivos... También surgió EHLG. Desde entonces trabajamos siempre desde la misma base: como herramienta cercana para los agricultores, para mantener y estimular esa dinámica que se conocía en Euskal Herria. Nos hemos situado en esa dinámica colectiva, y sobre esa dinámica hemos ensayado el mantenimiento de EHLG y del sindicato ELB.
Lo imagináis, pues, como un proyecto compartido.
Desde el principio. La composición de nuestro consejo de administración también la hicimos con los agricultores y con los miembros de la sociedad; consumidores, diferentes estructuras que trabajan en el departamento de desarrollo, representantes de asociaciones dedicadas a la conservación del medio ambiente, de trabajadores que trabajan en el departamento de agricultura... Así hemos formado desde el principio nuestra asamblea general. Queríamos ubicarnos más allá del campo del cultivo, trabajando los temas de agricultura con otros agentes del territorio.
En la actualidad, EHLG sigue siendo una asociación. ¿Tienen la intención de seguir así?
No hay cambio en eso. Podría decir que la forma de asociación aporta muchas ventajas: podemos invitar a nuestra asamblea general a las gentes del territorio que lo deseen. Sin embargo, nuestro objetivo es situarnos en un proyecto territorial, y, de cara a ello, ya habíamos hecho una propuesta a la Asociación Euskal Hirigune, que se puso en el lugar al asumir las competencias de agricultura y alimentación. Tienen sobre la mesa la propuesta: una estructura de aquí [de Iparralde] para tratar los temas de agricultura y alimentación de aquí; nos han dicho que normalmente se creará este año.
Trabajamos con ellos lo que queremos, a quién vemos a la vuelta de la mesa... Esos son: representantes de los agricultores, EHLG, la Cámara de Agricultura de Pau, el sindicato ELB, y ahora CR y FDSEA; y también representantes de la sociedad, como participan en nuestro congreso general. También hay agentes socioeconómicos: algunos representantes de cooperativas, de mataderos... Todas ellas están establecidas en los estatutos. Ahora, el trabajo de Euskal Hirigune es trabajar adecuadamente esos estatutos, porque esa asociación va a necesitar la aprobación del prefecto; eso va a ser lo más difícil, supongo.
Más allá de eso, ¿cuáles son los principales retos de la EHLG en los próximos años?
Somos conscientes de que el número de agricultores está disminuyendo y queremos asegurar la sucesión de las granjas, aunque este trabajo ya lo hacemos a través de la formación y apoyando a los agricultores con proyecto en sus trámites. El otro reto es sensibilizar a los jóvenes sobre el oficio de la agricultura. Nosotros pensamos que la agricultura popular y sostenible puede ser fundamental. Pero pensamos que hoy de la agricultura, como de cualquier oficio, se puede vivir.
Por otra parte, debemos reubicar la alimentación para que lo que aquí se produce sea consumido tanto como sea posible aquí mismo. No es eso una cosa fácil... Estamos en un territorio de cría, pero tenemos algunas carencias: la horticultura y la fruticultura de los árboles, en particular. Debemos estimularlos lo más posible. Pienso en que EHLG tenga un empleado especializado en la cultura de árboles frutales; luego haremos lo mismo con la horticultura, seguro. Y tenemos que seguir con todos las demás áreas de trabajo. De cara al futuro, sabemos que el cambio climático traerá consigo una serie de cambios que tendremos que liderar.
¿Siempre con el trabajo en común?
Necesitamos recuperar la cultura del colectivo, que ahora está un poco perdida. El mundo de la agriculktura se ha convertido en un mundo fuertemente individualista, y eso, desgraciadamente, lo han provocado las subvenciones de la PAC. Pienso que ahí tenemos trabajo que hacer y que esa cultura del colectivo es la que debemos hacer sentir no sólo a los agricultores sino también a la sociedad.