Eólicas: ¿clave para combatir el cambio climático?

Hernani Burujabe organizó ayer un debate en torno a la gran y rápida ampliación de los molinos de viento, y Alain Arruti y Aritz Otxandiano expusieron sus argumentos a favor y en contra.

energia eolikoa - Energía eólica

[berria]

El ritmo de ampliación de las infraestructuras de producción de energía eólica fue el tema a tratar ayer en la localidad guipuzcoana de Hernani en un debate organizado por Hernani Burujabe. Fue una mesa redonda entre dos miembros de diferentes ámbitos, conducida por la periodista Irati Sarasua. Alain Arruti, de EH Bizirik, y Aritz Otxandiano, miembro de la comunidad energética de Otxandio (Bizkaia), respondieron a las preguntas de Sarasua. En su mayoría, trataron sobre el ritmo de apertura de los molinos de viento, expusieron qué necesidades hay y desgranaron los retos que plantea la situación; Otxandiano, en general, ve necesario que las grandes infraestructuras se extiendan con rapidez pero bien, y Arruti, en cambio, es más receloso.

El de Hernani fue un debate serio en el que los dos participantes sacaron a la luz argumentos y actitudes contundentes, desde el respeto, sin caer en ligerezas ni argumentos pseudocientíficos. En efecto, en las discusiones que conciernen al cambio climático, crecen las disputas centradas en el morbo, que unen a quienes tienen una opinión radicalmente opuesta y convierten el debate en ridículo. La de ayer no fue una de ellas.

Entrando en el tema de la energía eólica, el principal choque entre Otxandiano y Arruti fue hasta qué punto es necesario ampliar las grandes infraestructuras para producir esa electricidad. A juicio de Otxandiano, es necesario desarrollar comunidades energéticas locales y pequeños puntos de producción eléctrica, pero también ve necesario construir grandes infraestructuras, ya que tiene claro que "por cada megavatio renovable que se produce" se impide "la creación de un megavatio mediante combustibles fósiles". Para ello, considera necesario implicar a los sectores privado y público, pero, al mismo tiempo, considera imprescindible "cambios profundos" en estos dos ámbitos, también en la sociedad.

Otxandiano no negó que el menor consumo de energía y este tipo de temas sean importantes para hacer frente al cambio climático, pero también tiene claro que las fuentes de generación eléctrica deben cambiar en beneficio de las renovables: "La electrificación y hacer renovable esa electricidad es una de las formas de sustituir ese mix fósil sin alterar mucho las condiciones actuales". Por eso cree que los grandes molinos de viento también son necesarios, pero consideró erróneo delegar esta tarea en las grandes empresas multinacionales y argumentó que hay que desarrollar herramientas como que el sector público tenga un mínimo de participación, que los proyectos se hagan en colaboración con las comunidades locales, que se elaboren planes territoriales sectoriales más concretos y rigurosos...

Arruti no cuestionó la necesidad de infraestructuras para la producción de energía eléctrica renovable, al contrario, considera que hay que revertir el mix eléctrico, pero considera que se necesita un plan estratégico para avanzar de verdad y llegar a ese objetivo, algo que "en la actualidad" no existe. Ese fue en el fondo, durante todo el debate, el principal desencuentro entre Arruti y Otxandiano. Otxandiano afirmó que la ampliación de las eólicas requiere un "liderazgo público", algo que también veía bien Arruti, pero recordó que el 95% de la producción de renovables está en manos del sector privado. Arruti considera que existe una falsa dicotomía entre "lo público y lo privado", ya que en general el sector de los combustibles fósiles se relaciona con lo privado, pero el 50% de la explotación de estos combustibles está en manos de las instituciones públicas.

Claves del cambio climático

Asumiendo la necesidad de cambiar el mix eléctrico, Arruti explicó que las renovables no se han extendido para sustituir a los combustibles fósiles, sino para cubrir el aumento del consumo energético de los países: "En 1985, el 60% de la electricidad se producía a partir de fuentes fósiles, y ahora lo sigue siendo. No ha habido sustitución de combustibles fósiles". Además, considera que algunas tendencias actuales como la militarización y la reindustrialización de Europa van a incrementar aún más el consumo energético y, de hecho, consideró la organización contra ella como única posibilidad de revertir la situación: defendió la desmilitarización, la moderación del consumo y la socialización de los recursos productivos.

Sin restar importancia al peso que tiene la electricidad, Arruti explicó que en el cambio climático también influyen otros muchos sectores y recordó que el cambio climático es un fenómeno global que no tiene en cuenta límites. De hecho, argumentó que los cambios locales no tienen mucha trascendencia: como ejemplo, se refirió a las emisiones del Ministerio de Defensa de EE, ya que el Pentágono contamina más que muchos países. Así, puso en el centro de la emergencia la caótica producción y la sobreproducción del capitalismo y defendió la necesidad de planificar la producción: "Puedo aceptar la instalación de parques eólicos, pero por encima de eso hace falta una práctica política para cambiar nuestra sociedad".

Otxandiano, sin embargo, hizo pública la importancia de la intervención local, poniendo el ejemplo de Navarra. De hecho, a principios del siglo XXI, en comparación con la CAV, se impulsaron muchos más parques eólicos en Navarra, y por eso el 80% de lo que se consume se produce allí», asegura Otxandiano.

De las posibilidades para la revolución

Arruti cree que para tener una directriz estratégica que haga frente "realmente" al cambio climático se necesitan grandes cambios en la sociedad y para ello hay que organizarse. Otxandiano no está de acuerdo con ello, ya que en la actualidad "no existen condiciones objetivas y subjetivas para la revolución", como puso de ejemplo el ascenso de la derecha, y porque no ve en la sociedad una organización que pueda hacer posible semejante cambio radical. Es más, ve más probable "una revolución negacionista que otras de otro signo".

Sin embargo, en otros ámbitos sí cree que hay una forma de articular una gran parte de la sociedad, de crear comunidades energéticas, entre otras: "Somos una sociedad rica y la mayoría tiene la posibilidad de poner placas en el tejado. Deberían ponerlas y utilizar parte de su dinero para ello, porque lo de la descarbonización también es responsabilidad suya».

Al hilo de este pesimismo revolucionario, tirando de filosofía política, Arruti señala que las tendencias vigentes, en este caso las derechas, generan tendencias contrarias, y que en momentos de crisis como éste se dan oportunidades para articular un entramado organizativo que busca cambios de raíz: "La historia del siglo XX así nos lo ha demostrado". Por tanto, Arruti manifestó que «no es cierto que haya una tendencia natural en la sociedad a tirar a la derecha».