La siembra de la solidaridad como garantía de una recolecta colectiva y justa, la plantación de la igualdad como método de expansión cultural y el reparto del trabajo y la alimentación como sinónimos de libertad para las personas; son la tres grandes ideas fuerza que se trasmiten en el estribillo de la canción editada para el vídeo de presentación y llamamiento a la VII Conferencia de La Vía Campesina. Sobre la siembra se cimentan los resultados de cualquier trabajo, esa es la base.
Es imprescindible sembrar para recolectar, en todos los órdenes de la vida. Es necesario sembrar ideología para poder explicar y entender los procesos de cambio que proponemos.
Cuando planteamos la agroecología como la ciencia sobre la cual debe articularse el modelo de producción de alimentos en claves de soberanía alimentaria, no estamos hablando sólo del método de producción. Incluimos valores sociales y de sostenibilidad para reivindicar que es posible alimentar a toda la población del planeta bajo esas premisas, que son patrimonio de la actividad agraria a pequeña escala y además son el antídoto más eficaz para enfriar un planeta cada vez más fundido.Y debemos trasladar esa misma ecuación a nuestras propuestas de cambio.
No queremos cambiar las dinámicas de los comedores escolares solamente para insertar nuestra producción desde una perspectiva comercial, es esencial que la alimentación forme parte de la educación de nuestras hijas e hijos cuando se sienten a comer; y sobre todo que las personas que se encargan de todo ese proceso (en la cocina, en los cuidados...) puedan ejercerlo en condiciones dignas. Recuperando la perspectiva educacional y de servicio de una manera integral, podremos responder con argumentos sólidos a las prácticas fraudulentas y de negocio.
Si queremos un espacio rural sostenible es indispensable que todas las personas que lo componen se encuentren en condiciones de igualdad de oportunidades y ejercicio de derechos.
Y en esa parte las iniciativas y políticas agrarias deben considerar los factores de género, sociales, económicos y ecológicos de una manera integral.Y la igualdad debe ser trasladada también a la parte productiva, es insuficiente mandar mensajes de que no es posible aumentarla producción por cuestiones de saturación de mercado (como en el caso de la leche de vacuno) y mantener una política de precios basada en primas de cantidad, impulsando dinámicas competitivas abrasivas y concentrando la producción en cada vez menos personas.
Pero sobre todo debemos ser conscientes de que a mayor nivel de integralidad los cambios son parte de un proceso, en el que los indicadores deben medirse en base al apoyo y asentimiento a las propuestas de desarrollo que planteamos. La solidaridad frente al corporativismo ha sido una de las señas de identidad de la organización anfitriona (EHNE-Bizkaia) de la VII Conferencia, fruto de la siembra de muchos años.Y la solidaridad ha sido también elemento imprescindible para articular uno de los mayores movimientos mundiales. Acoger a la Conferencia de La Vía Campesina es una oportunidad histórica para situarlos análisis y propuestas de la comunidad baserritarra en una dimensión preferencial. Y las oportunidades van acompañadas de las mismas dosis de responsabilidad.Las emociones son la clave de los cambios, y fue una de las palabras más utilizadas a la hora de valorar la presentación de la VII.
No es justo terminar estas líneas sin agradecer a Joseba Sarrionandia por plasmar con acierto y emoción, de manera sencilla y profunda (campesina) mensajes de enorme contenido; a E.T.S. por dar En Tol Sarmiento a esa letra fundiéndola en una expresión musical alegre y envolvente; y a Inés Osinaga (Gose) por insertar su voz de manera determinante para aportar un plus emocional. El resto se lo confiamos a los Zirriborro y acertamos. Toca trabajar y disfrutar.