Establecer la alimentación en el centro de la Política Agraria [Etxalde 21]

Resumen de la primera parte de la Ponencia de Política Agraria de EHNE-Bizkaia para su X Congreso. Derio, 27 de noviembre de 2016.

En los dos anteriores Congresos (2012/2014) definimos como ejes prioritarios por un lado construir una propuesta política basada en la Soberanía Alimentaria, sustentada en la producción sostenible a través de la agroecología; y por otra parte definir y activar las herramientas para articular la implementación de esa propuesta de desarrollo, incluyendo en esta parte la necesidad de profundizar en la articulación del sujeto dinamizador (ETXALDE) que liderara el desarrollo de esta propuesta.

En lo que se refiere a la alimentación es claro que cada vez un mayor número de personas se hacen cada vez más preguntas sobre los alimentos, para decidir cómo alimentarse. Y por otro lado lo cotidiano nos muestra una fotografía tan cruda como real, plasmando al unísono el aumento del hambre en el mundo y los excedentes de producción fruto de las desregulaciones de los mercados, provocando a su vez caídas de precios por debajo de los costes de producción en casi todas las producciones. ¿Es posible enfrentar esa realidad y plantear soluciones en ambas direcciones? La respuesta debemos articularla desde un discurso que sitúe a la Alimentación como derecho social básico, y desde nuestra actividad como personas productoras de alimentos y no de materia prima barata.

GARANTÍA DEL DERECHO A LA ALIMENTACIÓN

Garantizar en la práctica el derecho a la alimentación es la función esencial de la producción a pequeña escala que llevan adelande más del 80% de personas campesinas en todo el mundo. Llevamos décadas proclamando que la alimentación no es una mercancía, que es un derecho básico e intrínseco de la humanidad para su propia pervivencia; y que nuestra función como baserritarras es la de producir producir alimentos y no materia prima barata.

PRODUCIR ALIMENTOS

El derecho de cualquier persona a una alimentación sana es una reivindicación que debemos valorizar. No es posible seguir impulsando la agricultura de dos velocidades; una producción mayoritaria en modelos intensivos e industrializados y una producción más sana (ecológica) en un menor porcentaje. La función de las personas baserritarras y la personas pescadoras es ser productoras y servidoras de alimentos, no de materia prima barata para la agroindustria. Esa es nuestra aportación en la construcción de país y en la articulación de una sociedad más justa e igualitaria. Pero debe ir acompañadas de políticas públicas que posibiliten desarrollar nuestro papel en esa dirección. No es admisible que comer productos de calidad y locales sea visto como un lujo o casi una acción folklórica. Lo mismo que la alimentación de personas sin recursos dependa sobre todo en la buena voluntad del voluntariado que trabaja en distintas asociaciones. Es necesario seguir insistiendo a la administración pública que garantice la cobertura de necesidades básicas y entre ellas una alimentación de calidad.

DERECHO Y DESARROLLO HUMANO

Las competitividad impulsada como base de las relaciones entre personas también ha sido la receta que se ha aplicado desde la Organización Mundial de Comercio (OMC), bajo el pretexto de construir paso a paso un mercado «libre» a nivel mundial también en la agricultura.

¿Cuántas personas han tenido que abandonar Mali, Malawi, Sudán, Senegal, Somalia... porque sus tierras agrícolas son entregadas a fondos de pensiones y de inversión europeos o saudíes para el monocultivo o sus caladeros esquilmados por las grades pesqueras trasnacionales? ¿Cuántos de los 20 millones de personas asiáticas que residen en Europa, o que a diario migran desde Filipinas o Indonesia para trabajar en condiciones penosas en los países del Golfo, son víctimas de las políticas nacionales que impulsan la conversión de sus cultivos alimentarios en zonas de producción de biocombustibles? ¿No es el Tratado de Libre Comercio firmado por el Gobierno de México con EEUU y Canadá el responsable de haber destruido las economías y sistemas de producción locales empujando a millones de personas campesinas a la migración?

LAS POLÍTICAS DE MERCADO (CETA, TTIP, TISA...)

Hace dos años denunciábamos el secretismo que imperaba en el proceso negociador de los Tratados de Libre Comercio, y si bien se mantienen los niveles de opacidad, las diferentes filtraciones y las movilizaciones de la sociedad civil están consiguiendo aportar algo de luz sobre las materias que se están negociando y sus consecuencias. Resumiendo de manera gráfica, no es posible compatibilizar el principio de prevención que guía las políticas europeas, con el principio de riesgo que monitoriza la producción agraria en Estados Unidos.

Concretando sobre las afecciones en materia alimentaria podemos destacar las siguientes consecuencias. En lo que se refiere a las Denominaciones de Origen cabe destacar que en las negociaciones que se están llevando a cabo entre Europa y Canadá en el marco del CETA tan sólo se relacionan 174 denominaciones de origen cuando en Europa están reconocidas alrededor de 1.400 denominaciones. Es decir quedarían fuera de esa consideración cerca del 90% de las mismas. En lo referido a la carne de vacuno la eliminación de aranceles de la Unión Europea intensificaría las importaciones desde EEUU. El nudo gordiano en esta materia se sitúa entorno al mantenimiento de la prohibición por parte de la UE al uso de hormonas en el engorde del ganado, y en la cuota que limita la importación de carne libre de hormonas.

Todo parece indicar que si se consigue mantener la prohibición para la entrada de carne hormonada, será compensada 10 · etxalde con un acuerdo que aumente la cuota de importaciones de manera significativa. En lo que refiere a lácteos la Comisión Europea pretende incrementar la presencia de productos lácteos en el mercado de EEUU, aunque estos últimos harán pocas concesiones para proteger su tejido productivo. Respecto a los cultivos herbáceos tanto la UE como EEUU son grandes productores, limitándose una gran exportación desde EEUU al mercado europeo a la soja y harina de soja. La eliminación de los aranceles podría provocar un descenso en la producción europea.

En lo relacionado con el sector avícola (carne y huevos) el objetivo norteamericano es conseguir abrir el mercado europeo. Las condiciones de bienestar animal en ambos casos chocan frontalmente, los estándares europeos son mucho más estrictos prohibiendo usar «lavados de reducción de patógenos». En cuanto a la carne de porcino se puede concluir algo muy similar a la carne de vacuno, es decir, que el mantenimiento de la prohibición de carne hormonada (ractopamina es el estimulante mas común) irá acompañada con un aumento de la cuota de importación de carne porcina de EEUU.

UNA POLÍTICA ALIMENTARIA QUE DEFINA LAS POLÍTICAS AGRARIAS

Durante años se ha mantenido el discurso de que únicamente la agricultura industrial podía garantizar la producción de alimentos en cantidad suficiente, valorizando la cantidad sobre la calidad para poder ofertar alimentos a bajos precios a la parte consumidora. La realidad aporta datos que desmienten esas argumentaciones. A mayor industrialización e intensificación de la actividad agraria, el aumento de la pobreza, el hambre, los desplazamientos, la desertificación, el abandono de la actividad...; se multiplican exponencialmente. Partiendo de situar la política alimentaria en el centro de la política agraria, debemos recuperar el hecho de que la Soberanía Alimentaria sea el eje de la PAC. Los ejes que se establecieron en 1960 giraron en torno a tres principios:

  • Los precios de los productos tenían una garantía, superando los costes de producción; si bien dicha garantía no era la misma para todos los países.
  • Había una garantía de frontera respecto a las importaciones, para que el campesinado local no sufriese los perjuicios de la competencia del mercado mundial.
  • Se estableció una logística para desarrollar el modelo de producción: investigación, nuevas técnicas, desarrollo y formación.

La articulación de estos ejes no no es ninguna utopía puesto que han sido parte de la historia que hemos conocido. Es preciso invertir la lógica de la OMC y los Tratados de Libre Comercio también desde la reivindicación de otra PAC, y los ejes que deben facilitar y guiar ese proceso son los siguientes:

  • Recuperar los mecanismos de control del mercado y la producción.
  • Desaparición de las ayudas a la exportación.
  • Sistemas de precios que garanticen los costos de producción, estableciendo un precio base/tipo en las zonas más favorecidas y articulando ayudas complementarias por dificultades orográficas, ...
  • Establecer un sistema de ayudas dirigida en exclusiva a personas productoras activo, con limites claros y eficaces para evitar procesos de concentración de ayudas.

EL DESARROLLO Y LA INVESTIGACIÓN

Los últimos años iniciamos un proceso de incorporar al ámbito universitario la realidad del mundo baserritarras y la necesidad de articular nuevas iniciativas en todo lo relacionado con la actividad agraria y la alimentación. Completamos una primera fase con los procesos de formación articulados con la Udako Euskal Unibertsitatea (UEU) con un postgrado en agroecología; y con un curso especializado en la misma materia en colaboración con el instituto Hegoa de la UPV/EHU (Baserritik Mundura). Y en 2016 hemos completado esta nueva fase con la firma un convenio con la UPV/EHU.

Hemos abierto y concretado nuevos espacios de trabajo y colaboración, y conceptos como la innovación van a adquirir un peso específico en todo lo concerniente nuevos procesos de interacción en claves de sostenibilidad. Medidas específicas como el de Cooperación dentro del PDR 2015/2020 posibilitan nuevas propuestas que profundicen en la dirección de la sostenibilidad en la actividad agraria. Profundizar en esta dirección será una de las prioridades de EHNE-Bizkaia.


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Foto Tigrilla CC-By