Experiencias de soberanía alimentaria en el curso Baserritik Mundura del Instituto Hegoa [Etxalde 19]
Dentro del curso "De la granja al mundo: el futuro de nuestra alimentación en juego" organizado por el instituto Hegoa en torno a la soberanía alimentaria y la agroecología, se celebró en Ainhize-Monjolos, sede de Euskal Herriko Laborantza Ganbara (EHLG), una mesa redonda sobre las diferentes experiencias que llevan a la práctica la soberanía alimentaria.
BIOASKARIA
Bioaskaria es una asociación sin ánimo de lucro creada en 2011. Se trata de un grupo que reúne a criadores de carne de vacuno, que se creó para poder participar en los concursos que convocan los comedores públicos. En Iparralde y en el Estado francés en general, las escuelas tienen cocina propia y organizan concursos públicos para hacerse con alimentos. "Para dar respuesta a esta convocatoria pública era necesario adoptar una estructura de grupo. Las convocatorias son para un año y hay que agruparse para dar una respuesta. Cada granja, sola, es muy difícil de atender a las necesidades de una escuela ", explicaron desde Bioaskaria.
Diez productores forman parte de Bioaskaria y comenzaron a hacer un esfuerzo para introducir más comida ecológica en los comedores colectivos, con la Asociación de la Tierra de Bihar (BLE). Están colaborando con el Liceo y las cocinas públicas de 27 escuelas locales se han comprometido a consumir una ternera o vaca entera. «Se organizan entre ellos y así el Biomerendero puede vender una ternera o una vaca entera».
Insisten en que el concurso público requiere mucho trabajo, ya que hay que equilibrar el menú. También destacó la relación con los comedores colectivos.
En 2015 vendieron diez toneladas de carne, 33 terneras y 15 vacas. El bioaskari decidió desde el principio trabajar de forma autónoma, no tienen personal. Tienen un animador que trabaja en el ámbito administrativo, pero otro trabajo lo comparten los cultivadores: contacto con los comedores, traslado del ganado al matadero, luego a los comedores, facturación...
Animan a las escuelas a realizar visitas a las granjas para que vean cómo es la producción ecológica, "eso es muy importante, no sólo vender, sino relacionarse con los niños y hacer pedagogía".
Mirando al futuro ven que los cultivadores que participan en Bioaskaria tienen falta de tiempo. Se está reflexionando sobre si acoger o no a un joven para trabajar.
Insisten en la necesidad de un contacto directo de cultivadores y cocineros porque trabajar bien este trato diario puede ayudar mucho a la sostenibilidad del proyecto.
AZKORRIA
Hace 10 años 16 familias decidieron hacer una cooperativa con leche de oveja para elaborar queso. Así nació la cooperativa Azkorria, en la localidad suletina de Muskildi.
Hasta 2006 vendían leche a la industria, a precios muy bajos, y siempre había problemas en torno a esto. En torno a esta situación están pensando entre 3 y 4 días en el cultivo de gas, en la necesidad de hacer algo colectivo, en lugar de hacerlo en solitario. Tras dos años trabajando en el proyecto, comenzaron a ponerse en marcha y en 2004, con la ampliación del proyecto, se incorporaron más agricultores a la iniciativa. La cooperativa fue montada en 2005 y sus primeros quesos se elaboraron en enero de 2006.
Actualmente producen 400.000 litros de leche y elaboran 60.000 toneladas de queso bajo la marca sor Ossau-Iraty. Tienen contratado un trabajador para la elaboración del queso, otros dos ayudantes, un secretario y un coordinador. Además, cada cultivador tiene tres, pero de momento no encuentra un cultivador. Por ello, el año pasado se vieron obligados a comprar leche. En lugar de comprar, su prioridad es incorporar más cultivadores al proyecto.
VISTA ALEGRE
Helen Groom, del caserío Vista Alegre, detalló en primer lugar el punto de partida de su explotación: «Estuvimos en el camino impulsado por la política institucional, con más vacas por hectárea, más pienso a las vacas, más leche a cada vaca... aunque la verdad es que siempre hemos cuidado la calidad de la leche, no sólo la cantidad». En esta situación, la salud de las vacas y la calidad de la leche se deterioraban y la dependencia aumentaba, "más productos químicos, más plásticos, más piensos, más horas de trabajo...".
«Este sistema genera problemas medioambientales», precisó Helen Groom y que «no hay ninguna relación con los consumidores».
Antes de iniciar la transformación de la leche, sin embargo, hace hincapié en el proceso de desintensificación iniciado hace 15 años, aportando menos pienso y sabiendo que la cantidad de leche iba a disminuir. Descendieron de 30 litros por vaca a 20, aproximadamente. En este proceso también han descendido el número de vacas, pasando de 40-45 vacas en ordeño a 20-25.
En este proceso de desintensificación han detectado una notable mejora en la salud de las vacas, reduciendo considerablemente los gastos veterinarios y mejorando también la calidad de la leche. Otro salto dado en este camino ha sido el cambio a la producción ecológica, sin transgénicos, productos químicos ni antibióticos. Iniciaron el proceso de reversión en 2011 y en 2013 obtuvieron el certificado de producción ecológica. Junto a ello, se construyó una pequeña quesería, también en 2011. Helen Groom precisó que se trata de un proyecto pensado desde el punto de vista de la agroecología. "Solo utilizamos nuestra propia leche, ofrecemos toda la trazabilidad del producto, pusimos placas solares para reducir la dependencia energética, aunque todavía tenemos mucha dependencia. Nosotros transformamos el 50-60% de la leche que producimos y donamos el resto a una cooperativa. Vendemos nuestros productos lácteos en ferias, tiendas, quesería o a través de grupos de consumidores. Nunca en tiendas de gran superficie porque es imposible explicar a los clientes qué es nuestro producto ". Dan mucha importancia a la información. La información sobre la granja, la producción y los productos, está disponible en internet.
En cuanto a las dificultades, Helen dice que tienen terrenos en pendiente y que son difíciles de sembrar, y que también es muy difícil conseguir más terreno. Otra dificultad es no tener cerca a un veterinario alternativo y la amenaza de los transgénicos. La adquisición de pienso sin soja también tiene sus esguinces, "desde un punto de vista agroecológico queremos pienso sin soja, porque no hay soja alrededor y hay que traerla de lejos, aunque sea ecológica". También dice que es muy difícil hacer mercado porque los hábitos de consumo van por otro camino y también la educación. "Otro tema a destacar es la resolución de conflictos en el equipo de trabajo, somos diferentes y es enriquecedor, pero eso también da dificultades". En cuanto a la viabilidad, señala que antes había dos personas con 40-45 vacas y "con poca viabilidad". Ahora con 20 vacas hay cinco personas trabajando y una sexta para empezar, cada mes con el sueldo y pagando la seguridad social. "Ha servido para mejorar la autoestima en el ámbito social, hemos creado puestos de trabajo, hacemos un buen producto, tenemos relación con los consumidores...".
Han puesto como límite el número de vacas que tienen ahora, "de lo contrario entraríamos de nuevo en un proceso de intensificación. Antes que eso preferimos que alguien más ponga en marcha otro proyecto similar en la zona ".
EHLG
Panpi Olaizola se refirió a la creación y evolución de Euskal Herriko Laborantza Ganbara. Para ponerlo en contexto, recordó el carácter centralista del Estado francés, que gestiona la política agraria a través de los Departamentos. Esta forma de institucionalización ha impulsado y fomenta el modelo de agricultura industrial y productivista. «En Euskal Herria hay una demanda, aquí el cultivo es diferente, hay mucha montaña», subrayó. Además, en este contexto hay que entender la creación en los años 80 del sindicato Euskal Laborarien Batasuna. "Para elegir a los representantes de la Cámara de Cultivos de Pau el ELB dominaba en las votaciones a nivel de Euskal Herria, pero a nivel de Departamento no era mayoritario", explicó. "Hace ya unos años que se había pedido la creación de una Cámara de Cultivo en el País Vasco, respetuosa con nuestro territorio y respetuosa con los resultados de las elecciones locales".
La plataforma Batera, a su vez, hacía varias reivindicaciones en aquella época, hace unos 15 años: Universidad para Euskal Herria, oficialidad del euskera, Departamento propio y Laborantza Ganbara para Euskal Herria. Como no se avanzaba en estas reivindicaciones, decidieron crear una Cámara de Cultivo propia del País Vasco, que jurídicamente tiene carácter asociativo, ya que el Estado no le reconoce la condición de cámara de cultivo. Hubo una actitud agresiva del Estado contra EHLG, la legitimidad de la Cámara Agraria, que estuvo cinco años en litigio, pero "todos los pleitos han sido beneficios".
EHLG tiene escasos recursos económicos pero su objetivo es hacer el mismo trabajo que una cámara de cultivos. En once años EHLG cuenta con 17 trabajadores y un presupuesto de 800.000 euros. Las aportaciones de los Amigos de la Cámara de Cultivos suponen una cuarta parte del presupuesto. Si bien en sus inicios las instituciones públicas no concedieron ayudas, en este momento la región de Aquitania sí las concede. El Departamento, por su parte, apoya proyectos concretos. También se presentan a concursos para proyectos públicos de carácter periódico.
De cara a los retos de futuro, Panpi Olaizola se refirió a la reivindicación de una Cámara de Cultivo oficial para Euskal Herria.
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