"En el camino de las zonas rurales vivas y la agricultura sostenible, también necesitamos vivo al sector lácteo". Así reza el encabezamiento de la convocatoria de manifestación convocada por diversos agentes sociales de Baztan-Bidasoa para el 1 de abril. Y me han surgido sentimientos encontrados.
Por un lado, me ha causado tristeza e indignación ver que se ha vuelto a repetir la tragedia repetida en nuestro entorno en los últimos años: una industria láctea dejará de tomar leche a siete ganaderos de la montaña navarra. Esta es la última patada de una tendencia de los últimos 20 años. De hecho, en el sector lácteo navarro se ha dado uno de los procesos de intensificación más drásticos que se han dado en Europa. Según fuentes de INTIA, en esas dos décadas ha desaparecido más de 1200 productores de leche, hundidos por esa alocada carrera que hay que producir mucho a los precios más bajos posibles. Los pequeños se han ahogado y en su lugar se han construido vacas de unas 500, 1000 y 4000 cabezas, apoyadas con dinero público, para que la industria obtenga una materia prima barata acorde a sus intereses.
Esta terrible refutación se ha producido suavemente, sin grandes estridencias, siendo el desangramiento de sangre vivido en silencio y en soledad por cada familia. El dolor causado, sin embargo, no ha sido solo social. Este modelo industrial impuesto no sólo genera desequilibrios internos en nuestros territorios, sino que también contamina el medio ambiente (aire, tierra y agua) y juega con nuestra salud porque no sabemos qué comemos con los alimentos producidos en estas condiciones.
Por otro lado, la convocatoria de Elizondo me ha producido alegría. Porque al final he visto una reacción a la desesperación para decir NO a ese modelo injusto y perverso y pedir un cambio de rumbo. Alegría, sí, porque se ha dicho SÍ a reaccionar, poner en medio el debate sobre los modelos y trabajar el camino de la agricultura sostenible.
Junto a esto, también empiezo a ver luces de esperanza porque la convocatoria no la han hecho sólo los agricultores, sino numerosos agentes sociales de Baztan-Bidasoa. El sector primario supone sólo el 2% de la población activa. En consecuencia, este cambio de rumbo no lo podemos impulsar y construir nosotros solos. La colaboración y el compromiso activo de toda la sociedad son imprescindibles porque la alimentación y la agricultura asociada son un problema y una responsabilidad de todos.
Durante demasiados años la industria ha hecho lo que ha querido con todo el apoyo de la administración, teniendo a los baserritarras bajo el lema "productividad y competitividad", mientras el ciudadano se ha volcado en el consumismo ciego. Pero tanto nosotros como los consumidores hemos empezado a despertar y a medida que esto ocurre el clamor por un modelo de alimentación y agricultura sostenible, justo y soberano se hace más fuerte. Creo que esta tendencia se va fortaleciendo en el futuro, porque nuestra salud, nuestro medio ambiente, la economía y la supervivencia de nuestras zonas rurales y el equilibrio y el bien de toda la sociedad lo necesitan. Esta es mi esperanza. ¡Juntémonos en Elizondo para dar impulso a esta dirección!
Gotzone Sestorain Zabaleta