La industria cárnica y láctea esconde un gran secreto: sus altas emisiones de metano. Entre 1910 y 2015 la producción y el consumo de carne y lácteos aumentó considerablemente. La ganadería es la mayor fuente de metano de origen humano. Reducir el metano asociado a la carne y a los lácteos influirá de forma decisiva en la velocidad a la que se caliente el planeta a corto plazo. Para evitar el catastrófico cambio climático no solo se deben eliminar progresivamente los combustibles fósiles, sino que es esencial reducir las emisiones de metano, transformando rápidamente el sector cárnico y lácteo.
El segundo factor más importante que ha contribuido al aumento de las emisiones del sistema alimentario mundial en las últimas décadas ha sido el aumento de la producción ganadera, solo por detrás del crecimiento demográfico. Este informe muestra las distintas sendas que podría seguir la industria cárnica y láctea entre 2025 y 2050 para acelerar o frenar el calentamiento global, cada alternativa tendrá grandes consecuencias para la supervivencia de millones de personas y para la resiliencia de toda la vida en el planeta.
Tomado como base el escenario Business As Usual (escenario donde se mantiene la tendencia actual) de la FAO para analizar el futuro de la alimentación, nuestros resultados muestran que el sector cárnico y lácteo provocarán un calentamiento adicional de 0,32 °C de aquí a 2050 (en comparación con los niveles de 2015). El metano sería responsable de más de tres cuartas partes de este calentamiento (gráfico 3). Si este sector no adopta medidas inmediatas, la temperatura media mundial aumentará 0,16 °C en 2030 debido únicamente a la expansión del sector cárnico y lácteo.