Alain Ducasse es un famoso chef y un empresario monegasco. Posee el mayor complejo de restaurantes de lujo del mundo, que incluye más de 20 locales en diferentes puntos de Europa, América, Asia y África. El volumen de negocios generados por sus actividades económicas habría ascendido a 44 millones de euros en 2005 y da empleo a más de 1200 colaboradores. Es el único francés en formar parte de la clasificación de las cien personalidades más influyentes según Forbes.
Título: Comer es un acto político
Autor: Alain Ducasse y Christian Regouby
Traducción: Cristina Lizarbe
Tapa blanda: 168 páginas
Editorial: Txalaparta
Colección: Cuerpo y mente
Idioma: Castellano
ISBN: 978-84-17065-39-3
Edición: 2 (Primera: mayo de 2018)
Comer es un acto político es un crudo análisis de nuestra sociedad y hábitos de consumo, así como de la desinformación y etiquetado de los productos buscando la confusión en el consumidor final para su éxito en ventas. Ducasse, apuesta por un modo de cultivo agroecológico, que se basa en «el cuidado de aquello humano como cuidado de la naturaleza. Cero residuos, simplemente se distribuye el excedente. No se pierde nada, todo se transforma. Nada de pesticidas y máquinas».
Buscando así alejarnos de los modelos de explotación modernos que llegaron a nosotros a través de las revoluciones industriales, basados en la dominación de la naturaleza; para sustituirlos así por un modelo de producción sostenible y en armonía con el medio. «La agricultura productivista está sometida a la errática y especulativa ley de los mercados financieros, una ley ligada a la agroindustria, que aspira a uniformizar los gustos y así optimizar sus costes mediante las economías de escala y la globalización de sus mercados masivos».
A lo largo de 168 páginas y con más de 15.000 ejemplares vendidos en Francia, la obra del cocinero francés nos enseña a adaptar nuestras cocinas, profesionales y domésticas, a un estilo de vida diferente y completamente posible, que cada día se ve más desarrollado y ha sido foco de numerosos proyectos en megalópolis como Tokio y Nueva York, dónde ya existen producciones agrícolas urbanas capaces de proveer de alimento a estas grandes ciudades, sin la necesidad de la explotación de la naturaleza y contribución a la desertificación, que ya se ha extendido al más del 30% de los terrenos cultivables del planeta.
El libro es un manifiesto gastronómico que, basado en sus propias vivencias, busca adentrarnos en "reflexiones más profundas sobre el cambio climático al que nos enfrentamos, la soberanía alimentaria y la defensa de lo local, proponiendo soluciones concretas que nos vuelvan a enseñar a comer".
Comer, alimentarnos, es algo de nuestro día a día en lo que cada vez nos fijamos menos. No somos conscientes de lo que comemos, ni de cómo lo hacemos: "La trazabilidad de los alimentos que ingerimos, su origen, su calidad, la manera en que se producen, se tratan y se cocinan son cada vez más opacos. Y esta preocupante opacidad destruye la conexión simbólica tan valiosa que se puede tener con la comida".