La Fédération Nationale des Syndicats d’Exploitants Agricoles (FNSEA), principal sindicato de agricultores de Francia, ha anunciado que llevará a cabo protestas en todo el Estado francés a partir de mediados de noviembre en rechazo a un acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. Este pacto, que podría concluir a fines de este año, exacerbó los ánimos de los productores, en medio de una crisis agrícola que afecta al sector desde principios de 2023.
Los agricultores franceses alegan que hay competencia desleal por las importaciones más baratas, incluidas las de Ucrania, y por la presión de las regulaciones europeas, lo que ya provocó protestas masivas en Francia y otros países europeos. A esto se suman factores como las malas cosechas, los brotes de enfermedades en el ganado y el estancamiento político tras las elecciones anticipadas del verano boreal, que han intensificado el malestar en el campo.
Reivindicaciones
Arnaud Rousseau, presidente de FNSEA, afirmó que el principal detonante del descontento actual es la "incoherencia" a nivel europeo, que se refleja en la intención de cerrar el acuerdo comercial con Mercosur. Las medidas exactas y la fecha de las protestas se definirán en las próximas semanas, pero se espera una movilización similar a la de principios de año, cuando los agricultores bloquearon carreteras con tractores y quemaron heno en varias regiones del país.
El temor del sector agrícola francés radica en que el acuerdo con Mercosur permitiría la entrada de productos más baratos que no cumplen con las estrictas normativas de la UE, lo que agravaría la ya delicada situación de los productores locales. A pesar de que el presidente Emmanuel Macron ha manifestado en varias ocasiones su oposición al tratado, el avance de las negociaciones genera incertidumbre en el sector.
Deforestación
Brasil, uno de los países miembros de Mercosur, expresó su disposición para firmar el acuerdo en noviembre, cuando sea sede de un encuentro de las principales economías mundiales, lo que aumenta la presión sobre los agricultores franceses y el gobierno de Macron.
Pero también Brasil es el principal opositor a la normativa europea que prohíbe la importación de productos sospechosos de provenir de áreas deforestadas, lo que en la práctica sería una barrera contra la producción latinoamericana.