Ocho activistas de Greenpeace serán juzgados mañana en Iruñea por denunciar la macrogranja de Caparroso

Pasado mañana, 23 de octubre, ocho activistas de Greenpeace van a ser juzgados en Iruñea por devolver mil litros de aguas contaminadas vertidas por la empresa Valle de Odieta, que solicita penas de multa y prisión para estas personas, según ha informado la Plataforma Navarra contra los Macrogranjas.

Acción de Greenpeace contra la cacrogranja de Caparroso

[Ahotsa]

Ocurrió en marzo de 2021, coincidiendo con el Día del Agua. Activistas de Greenpeace devolvieron mil litros de agua contaminada por nitratos a la empresa Valle de Odieta. Con esta acción pacífica pretendían denunciar el impacto contaminador en el agua por parte de la ganadería industrial “que pone en peligro tanto a la salud de los recursos hídricos como la de las personas que dependen de ellos”, recuerdan desde la Plataforma Navarra contra las Macrogranjas, formada por diferentes organizaciones sociales medioambientales y en favor de la soberanía alimentaria.

En el comunicado hecho público, muestran su apoyo a las personas encausadas y su reconocimiento “por su compromiso con la defensa del agua y la salud de las personas”. Aseguran que denunciar la contaminación de este modelo ganadero “es una obligación”.

Con esta protesta pacífica, Greenpeace quería poner en evidencia “las malas prácticas de esta empresa y exigir una legislación de nitratos ambiciosa que termine con el grave problema de contaminación del agua que existe en España y ponga freno legislativo a la ganadería industrial, una de las principales causas del problema”.

Greenpeace denunciaba el impacto ambiental provocado por reiterados vertidos masivos ilegales de purines de la macrogranja de Caparroso. “Vertidos que llegan a acuíferos y ríos”, recordaban. Aquel día extrajeron agua de una balsa que se encuentra en plena Zona Especial de Conservación de los Tramos Bajos del río Aragón, uno de los espacios protegidos bajo la Red Natura 2000 y los devoldían a la balsa impermeabilizada de esta macrogranja.

Mientras, otro grupo de activistas protestaba junto a las minúsculas casetas donde se encierra, sin apenas movilidad, a centenares de terneras separadas de sus madres.