El Movimiento Feminista de Euskal Herria ha demostrado su potencia y capacidad movilizadora llenando las calles bajo el lema: ¡Con los cuidados no se negocia! Zaintzarekin, negoziorik ez! ¡Haceos cargo ya!
Tras la primera Huelga General Feminista del pasado 30 de noviembre, el movimiento ha vuelto ha advertir que los cuidados «sostienen la vida» y que los hombres y las instituciones también deben responsabilizarse de ellos. Así, al igual que lo fueron el pasado 30 de noviembre, en la manifestación de hoy trabajadoras de hogar, residencias, ayuda a domicilio, comercio, limpieza, hoteles, entre muchas otras, han sido las protagonistas al considerarlas «parte fundamental del feminismo organizado».
En la misma línea, han aplaudido que gracias a aquella huelga y al propio feminismo, ahora, todo el mundo habla de los cuidados; incluido el Gobierno Vasco con su Pacto Vasco por los Cuidados, aunque este no represente el sistema que el movimiento reivindica. «¿Cómo es posible que estén hablando de un «Pacto Vasco por los Cuidados» cuando el Servicio de Ayuda a Domicilio está subcontratado con empresas cuyo único objetivo es hacer negocio? Aquí en Bilbo han incrementado el coste del servicio para las personas dependientes hasta tres veces más, provocando hasta la fecha 290 bajas por no poder permitirse pagar esos precios», han denunciado y añadido: «Después de una vida cuidando, nuestras mayores quedan abandonadas a su suerte, con unas pensiones indignas si es que las tienen». En consecuencia, los cuidados vuelven a recaer sobre mujeres cercanas o sobre mujeres en situación de precariedad, muchas veces migradas y en situación administrativa irregular.
En su paso por Diputación, también han denunciado la decisión política de eliminar tres de cada cuatro puestos de psicólogas del Servicio Especializado para la atención de víctimas de violencia machista. «Están implantando un modelo que nos revictimiza aún más a las mujeres y se aleja de garantizar una atención universal, integral y especializada», han advertido.
Por todo ello, el movimiento ha denunciado que los servicios de cuidados existentes son «escasos» y están pensados para «reforzar una sociedad machista, racista y profundamente desigual». De hecho, han advertido que este modelo es lo opuesto a las redes de cuidados comunitarias que defienden y, en consecuencia, dejan cientos de realidades: mujeres migradas en situación irregular, mujeres sin una red de apoyo, mujeres racializadas, mujeres gitanas, mujeres con diversidad funcional manifiesta, parejas no heteronormativas, mujeres trans o quienes han decidido no formar una familia con vínculo sanguíneo, pero han construido una elegida y no reconocida, y muchas otras.
«Somos todas ellas. Somos las madres de familias monomarentales, somos las víctimas de trata y explotación sexual, somos las bolleras y las bisexuales. Somos las gordas, las de familias disidentes y las disidentes de sus familias. Somos las jóvenes volviendo a casa por la noche. Somos las militantes uniendo fuerzas contra la violencia policial y judicial. ¡Somos todas las que no estamos dispuestas a callar!», han sentenciado.
Finalmente, el movimiento ha anunciado que, este año, seguirán movilizándose, denunciando el racismo, la explotación y la violencia machista que sufren las trabajadoras de hogar internas. «Juntas somos capaces de realizar utopías y no nos vamos a conformar con este modelo heteropatriarcal, capitalista, racista, colonial y machista, porque es injusto, desigual, deja a la mayoría de las mujeres y a las mayorías sociales fuera y pretende hacer negocio con nuestros cuerpos y nuestras vidas. (…) Frente a su Europa amurallada, ¡aquí estamos las feministas organizadas!», han manifestado.