En Urduña, el comedor escolar, con productos locales frescos, se transforma en un espacio pedagógico donde niñas y niños aprenden la importancia de comer de forma sana y sostenible.
[El Salto]“El comedor escolar debería pasar de ser jantoki a ser jangela, no debería ser un servicio complementario, sino parte del proyecto educativo”. Con esta reflexión nos recibe Marijo Imaz, del servicio de dinamización agroecológica del Ayuntamiento de Urduña/Orduña (Bizkaia).
En un contexto donde la alimentación escolar saludable y sostenible es todavía una asignatura pendiente, Urduña marca un antes y un después, demostrando que alimentar y educar pueden —y deben— ir de la mano. La transformación de los comedores escolares en Urduña es el resultado de un proceso participativo que ha involucrado al Gobierno municipal, a las escuelas, los AMPA, la residencia de mayores, el comercio local y los productores agrícolas y ganaderos locales. Este enfoque colaborativo ha sido clave para abordar las numerosas dificultades, empezando por las trabas administrativas del Gobierno vasco. “Esta colaboración ha sido imprescindible para transformar cómo vemos y gestionamos la alimentación en las escuelas”, añade Eneko Viñuela, coordinador de Justicia Alimentaria en Euskadi.
Esta iniciativa aspira a alimentar a la vez que educar a niños y niñas sobre la importancia de una alimentación sana y sostenible
Esta iniciativa aspira así a alimentar a la vez que educar a niños y niñas sobre la importancia de una alimentación sana y sostenible. “El proyecto es reflejo de una tendencia creciente hacia la revalorización de lo local, lo sostenible y lo justo en el ámbito de la alimentación escolar”, comenta Imaz. Uno de los primeros pasos fue reconocer la necesidad de una infraestructura adecuada para transformar los alimentos localmente y hacer viable que los alimentos producidos en la zona lleguen a las escuelas sin intermediarios. Esto no solo garantiza frescura y calidad, sino que también reduce la huella de carbono y apoya la economía local.
El municipio comenzó a implementar medidas en 2003 para generar empleo y oportunidades, centrando la atención en el sector primario agrícola y ganadero. La creación de una cocina municipal para abastecer los comedores colectivos del municipio con productos locales frescos ha sido un proyecto insignia, visibilizando la estrategia alimentaria del municipio y generando oportunidades para el sector primario y el comercio local.
La política alimentaria en este municipio ha requerido la reevaluación de los proveedores. Antes, una empresa de catering externa era la proveedora, pero no revelaba la procedencia de los productos. El cambio a un modelo de circuito corto implicó un trabajo detallado en el diseño de los pliegos de compra pública y la participación de sectores y subsectores locales, incluyendo panaderías y pequeños productores, para asegurar el suministro de alimentos frescos y de calidad.
Esta experiencia ofrece una valiosa lección sobre cómo la colaboración de toda la comunidad puede conducir a cambios en los sistemas alimentarios escolares
La transición hacia una alimentación escolar más saludable, sostenible y justa en Urduña no ha estado exenta de dificultades. La falta de relevo generacional en el pequeño comercio y en el sector primario, así como la necesidad de formación específica, han sido grandes obstáculos. Sin embargo, el proyecto ha fomentado la producción ecológica y sostenible, la comercialización cercana y el consumo local, al mismo tiempo que promueve eventos que destacan los productos locales.
Esta experiencia ofrece una valiosa lección sobre cómo la colaboración de toda la comunidad puede conducir a cambios en los sistemas alimentarios escolares. El éxito de este proyecto se sostiene en el enfoque integral que abarca la producción, el procesamiento, la distribución y el consumo de alimentos dentro de un marco de sostenibilidad, justicia y salud.
La iniciativa de Urduña es solo una entre varias experiencias piloto que están marcando el camino hacia una revolución en los comedores escolares de Euskadi. Proyectos similares en Gernika, Laukariz y Markina también están adoptando prácticas de alimentación escolar saludable, justa y sostenible, enfocándose en menús que integran productos locales y de temporada. Estas experiencias están poniendo las bases para un cambio sistémico en la alimentación en las aulas, apoyadas por la colaboración de entidades comprometidas con la educación alimentaria y la sostenibilidad.